Nunca más sonrió.
Nadie mas la vio sonreír
una tela de dolor opacó
su rostro, y lo transformó.
Nadie mas platicó con ella,
el dialogo que alguna vez
tuvieron, desapareció,
Dicen que el otoño, su piel
tersa y fresca arrugó,
que sus manos guardan
la tierra, que un día
ella escarbó buscando
sin cesar a su amado,
al truhán que la enamoró.
Hablan unos y cuchichean
otros se preguntan donde
se quedó, aquella muchacha
tan bella, que un día
conoció el amor.
Dicen las malas lenguas, que
su amante la dejó, le
prometió que volvería
pero jamás regresó.
Una botella por compañera,
la noche como confidente,
y en bares de mala muerte
ahogó sus penas en alcohol.
Se olvidó que había
una vida, se ocultó
totalmente del sol, y no
permitió que nadie la viera,
llorar al que fue su gran amor.
Mónica.
Ruth Mónica Muñoz R
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Chile