Contemplación y silencio.
El invierno me acogió, miserable a como soy, me detesto y aborrezco porque nada me merezco; mucho menos ser feliz,
Cuando aceptes Su Voluntad, no la tuya y menos mía, ni la de papá o mamá; algo en ti cambiará, y aquel firme malestar,
Quédate un poco quieto, con ímpetu y parsimonia, escucharas al viento, pero pon mucha atención, que es un ilustre maestro,
Dios infinito te ama, no le importan tus males y pecados… solamente tu calma, que arda en ti su llama y así, manso se torne el asno.
Me sacaste de Egipto, gran maestro divino, Tú me has proveído, nada me ha vencido. Estoy aquí, por ti,
Para la cruel ansiedad, el más lento despertar, piensa en tu amada Pobreza. Hundido en la Noche Oscura, en santo desprendimiento,
Aun con mil y un demonios, si mis manos no tomas, cuando lo peor se asoma, veo yo gran oprobio. Respeto tu postura,
1. El amargo pecado que apartó a Eva nuestra madre, aquí el mal encarnado viviendo en lo amargo, heredado también por nuestro padre…
Perdona padre a tu pecador, apiádate de su alma en muerte, para que en tu gracia puede verte y viva eterno en tu esplendor. Sin ti solo es un pecador,
¿Qué quieres de mi ansiedad? ¿Por qué tanto escarmientas? ¿Qué me haces recordar? ¿Por qué mi alma en pena? ¿Cuántos días pasarán,
Tan simple vestido llevas y a todos nos sonríes, tienes todo en nada; tanto tienes que regalas, dando siempre a manos llenas.
¿Por qué hombre o mujer, te aferras al desdén? ¿Por qué amas desventura, negando a tierna fortuna? Ya terminaste a Gomorra,
Divino maestro: agrieta mi vida y supere el límite, conóceme todo, tenme en tus manos,
En sol íntegro, impureza oculta, fornicación encogida, mal hablar callado. En luz habitemos,
1. La herencia de Abraham: visualiza, cree en el bienestar sin mirar atrás, corre, anda sin cesar, atención a las estrellas, tierra f…