Cuando salió el sol fui feliz
El invierno me acogió,
miserable a como soy,
me detesto y aborrezco
porque nada me merezco;
mucho menos ser feliz,
cuando salió el sol me deprimí.
Estaba desorientado,
confundido y amargado.
Recordé aquella congoja
presente, haciendo sombra;
y simplemente te vi,
cuando salió el sol me deprimí.
Lloré tan inconsolable,
sin darme razón o son,
era mi oscuro interior
derritiéndose esa tarde,
con lágrimas color gris,
cuando salió el sol me deprimí.
No sabía lo que pasaba,
hoy continuo sin saber:
¿qué es del Maestro menester?
Firme en la esperanza,
encontré refugio en ti,
cuando salió el sol me deprimí.
Todo tenía parecía,
trabajo, comida, lecho.
Distraído te carecía
este corazón estrecho,
pues por algo me perdí,
cuando salió el sol me deprimí.
Tus lecciones son muy duras,
mi aprendizaje lento,
pues soy bruto con holgura,
y por poco me lamento;
pero Tú, amor sin fin;
cuando salió el sol me deprimí.
Veo tus moldes silenciosos,
ásperos e inexplicables,
así como misteriosos.
¿Por qué seré indomable?,
¿y Tú ternura en mí?
cuando salió el sol me deprimí.
Hay que seguir avanzando,
¡no preocupáis bribón!
poco a poco, Él va dando.
Con fuerza toma el timón,
y cuál sea el camino, tú di:
cuando salió el sol fui feliz.
