#Españoles #Generación98
Amor, amor, amor, amor, Teresa, luz de mi vida, nace el afea en tu tierra de la hu… cuna perdida. Es un alba sin sol, eterna aurora
¡Ay, el aprendizaje de la muerte! ¡qué larga Lección! Morir de no morir es cosa fuerte y huir del harpón! y cuando sepa la lección un día
Yo, sin saber por dónde, junto a la reja estaba y al oído te hablaba de nuestro eterno amor; y tú, toda confusa,
¡Ay!, estas noches de febril desve… siento sobre mi frente de tu mano las frías yemas, y sobre el corazón me esparce el h… de la que viene el sueño, que es s…
La historia universal de una mañan… de nuestra villa querríamos saber, desde la hora en que suena la camp… de la capilla
Cuento los días que pasan y en contarlos voy pasando; pasado y futuro casan en mi ansia y forman un bando. Una clepsidra es mi pecho,
Me dijiste: «Repíteme esa trova..… yo: «volverán...» y tú: «No, que y… de nuevo están aquí... mira aquella que está junto a mi a… con qué fijeza y qué aire tan resu…
Es una antorcha al aire esta palme… verde llama que busca al sol desnu… para beberle sangre; en cada nudo de su tronco cuajó una primavera. Sin bretes ni eslabones, altanera
Llevabas con tu mano a tu hermanit… de la mano, las letras sobre el papel arando, y preguntab… «¿Qué dice aquí, Teresa?» «Te quiero mucho dice, mucho... mu…
Mi Teresa es española y mi España es tereaiana; vive mi alma siempre sola; mi patria es la del mañana. Aldonza hecha Dulcinea
Con la unción de su lengua de gran… se mojaba los labios resecos y entre tanto tecleaban mi mano sus lívidos dedos. Y sentía al compás de la fiebre
Cuando baja por la tardo del cielo la hora bendita en que acudía a la cita temblando mi corazón, siento que me estruja el pecho
Me abraza con sus alas, cual gigan… para hundirme en la tierras—negro,… y ai quitarme el aliento me envuel… en que me prende a vida, cual post… del recuerdo bendito de tu postrer…
Yo te di la noticia y mirándome: «Padre nuestro, que estás en1 los… empezaste; en tus ojos dos lágrima… al sol se encendieron. «Venga a nos el tu reino...»—decía…
¡Oh en aquellos ratos cálidos, a punto de desmayar, casi cadáveres... pálidos... calina sobre la mar... los corazones inválidos!