Habito.
De acá, hasta que me muera.
Hoy sentada en el patio de mi casa,
vuelvo a un viejo habito ya hace un tiempo olvidado.
Un habito que me levanto del suelo,
cuando mi alma se sentía derrotada.
Un habito que desde los inicios de mi vida adolescente,
me ayudo a ver con mayor claridad la realidad que habitaba.
Hoy vuelvo a vos de la mejor forma que conozco, sin expectativas.
El poder expresarnos, de la forma que sea,
nos ayuda a sanar los remolinos de ideas que tenemos en el cuerpo,
que emanamos sin sentido,
al no tomarnos el tiempo de entenderlos.
Hoy vengo a comprender quien soy, sin pretensiones ni ideas.
Vengo a dejar a mi corazon al lugar donde pertenece,
que es ni más ni menos, entre un montón de palabras, frases e ideas.
Mi alma se siente en paz con mi entorno,
y entre mates y divagues, mi cuerpo se relaja.
Escribir, me llena el alma,
de un forma que muy pocas cosas terrenales lo logran.
Al final no tener nada, me hizo encontrar las cosas esenciales
en los lugares más recónditos.
Te regalo una sonrisa y un verso por si el día no te fue ameno.
Hoy regreso a mis viejos hábitos,
con una gran tranquilidad y confianza,
que me dio la experiencia de estar viva.
