A Aída Bonelly
El tiempo niño
Tus versos exquisitos, libres de ruido y fleco, vertidos en el aire flotan como los rezos de las ancianas, como
Lo vieron recoger papeles viejos y estamparles su firma, con un tra… claramente impreciso, tosco el bra… que perdiera, de antaño, los refle… Aleve trabazón de los espejos,
—Corrí una vez al aire y me perdí… Toqué profundos páramos y timbres… Pero he vuelto, Dador, y hoy heme… recibiendo tu amor a torrentes, a… ¡Señálame! Tu dedo no acusa ni me…
Crixo, la mano diestra de Esparta… en su niñez un sueño de paz, de re… murió aquella mañana en que embraz… y fuese a la batalla, radiante y t… Estaba muerto aún antes, antes que…
Habla en mi voz, en mí dormita. Roja el alma, entra en mi piel: sedúceme. Sintamos
Dijo mi padre: “Hay hombres noble… pues dan el alma con la sonrisa a cada prójimo, y la existencia la llenan toda de poesía”. Dijo mi padre: “Y hay hombres hos…
—Entonces el bronce rodó por la pe… desenredando voces estridentes o a… En profusión formaron la noche de… una a una contaron historias verda… Una tras otra, otra tras otra, otr…
. DRAMATIS PERSONAE ————— EL BARÓN DE DIEDRICHT, que… SU HIJO (éste escucha paciente…
Se cae, en cayéndose la noche. Sueño y él: dos hombres que se jun… danse las manos, parlotean del balance del tiempo y de las al… sueño y él: dos sueños que se junt…
Si has visto a la muchacha que dan… —dígome— debes saber su pasión en las mañan… explosión desmedida,
Te alabaré, Señor, con todo mi co… y así declararé tus maravillas. Con melodía entonaré tus himnos, ¡oh, Altísimo! Te has sentando en el trono de los…
A mis súplicas fervientes presta o… y al suave musitar de mis plegaria… Escucha mis suspiros, mi clamor, y… ¡oh Rey mío y Señor mío, oh Dios!
Para palpar lo inasible y auscultar lo insondable... ha revelado su presencia el poeta sobre el cosmos. Filósofo, teólogo, sacrílego y mundano, su mirada devela enigmas al soplo de l...
Los emigrantes despiertan con el a… El sol los va guiando como una est… Cada quien lleva al cinto sus útil… sus azadas, mas el poeta no puede llevar su pl…
El gaucho con su caballo conversaba entre las breñas: —¿Que no te acuerdas, acaso, el nombre de la mozuela que dejé afligida en Tula