Febrero
¡Oh tu corazón!
¡Deja que se quede conmigo!
Él me trae tus pechos y tus cabellos.
Él viene con tu sedienta vulva.
Tu corazón como lazarillo entre ciegos, como brisa que entre mis hojas se queda sin pedir permiso, sin arroparme siquiera.
¿Acaso no lo escuchas latir?
Él late entre desvelos y sueños.
Sonriendo con su joven inocencia,
desnudo y pleno de maravillosa imprudencia.
Tu corazón como reloj del tiempo, como rosa temprana en el jardín de los celos.
Abriéndose entre tus brazos, gritando mi nombre como en aquel febrero.
¡Oh tu corazón!
¡Deja que repose a mi lado! ¡Deja que se duerma conmigo!
Y si no despertase nunca, sabré que nos hemos ido.
¡Oh tu corazón conmigo!
Héctor J Díaz (Septiembre 2012)
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