Xanti - Bré

Velatoriu d’un home que nun llegó a vieju

 
To s’ha quedau calláu.
Ni’l gallu canta, ni’l burro rebuzna.
Solo se oye’l repicón lentu de la campana,
que baja del campanariu como un quejíu hondo.
 
Dicen que fue’l toru, que s’espantó,
que embistió como’l diañu,
y a él—al Valentín—lo tiró contra la peña
y lo dejou allí, sin alientu,
con los ojos abiertos mirando’l cielu que nun respondía.
 
La gente fue’l primero que supo
cuando’l Silvestre entró corriendo gritando:
“¡Que se nos ha matau! ¡Que el Valentín se nos ha quedau tiesu!”
 
Y el pueblo s’ha parao.
La Dolores, la viuda, se cayó redonda
al sabélo, con la criatura en los brazos
y los otros tres chiquinos chillando sin entendé.
 
Y lo trajeron en una manta,
el cuerpo floju, la cara ensangrentá,
como si durmiera un mal sueño del que nun se sale.
Y la madre, la vieja,
le mojó la frente con agua bendita
y murmuraba:
“Señó, ¿esto ye lo que tú llamas justícia?”
 
Y el cura llegó, sin mucha prisa,
con la estola y el libro,
y dijo con voz de cera:
“El que se fue, ta ya en la gloria.”
Pero nadie lo escuchaba,
que la pena pesa más que las palabras santas.
 
En la casa, llena de mujeres de luto,
solo se oye el crujíu de los dientes
y el sorber del mocu de los niños.
Un braseru humea y no calienta.
Y los hombres, sentaos, con la gorra en la mano,
dicen baju:
“Buen cristianu fue, trabajador como’l que más.”
 
Luego’l entierro.
Las nubes bajaron de la sierra
como si tamién lloraran.
El ataúd iba en la carreta vieja,
sin lujo, con cuatro cuerdas atás.
Y los zagales detrás, en hilera,
como si entendieran que la vida,
desde ya, se les ha inclinao pal lao del doló.
 
Las campanas tocaban a muerto,
y la tierra se abría como boca sin dientes
pa tragase un cuerpo que nun merecía la sombra.
Y cuando’l cura echó tierra y agua bendita,
los niños se abrazaron a la madre,
que ya no lloraba, solo miraba,
como si mirara to los siglos del hambre en una zanja.
 
Y nadie dijo ná más.
 
Solo el Silvestre, el del corral,
murmuró al oído del Juanico, el mayor:
“Tú cuida de tu gente, zagal,
que el campo no perdona
y el mundo solo es bueno con los de sangre rica.”
 
Y en el aire quedó un silencio espeso,
con olor a vela, a sudor y a tierra mojá.
 
Pero en la última campaná,
cuando ya solo quedaba sombra y frío,
el Juanico—con diez años y la rabia en los ojos—
apretó el puñu y miró pal cielu.
Y nun dijo ná,
pero se le entendió to.

Este poema es una obra que combina un profundo sentimiento de dolor y desolación con una crítica a las injusticias sociales. La historia que se narra es la de la muerte trágica de Valentín, que, según se cuenta, fue arrollado por un toro, dejándolo muerto o casi muerto en un campo, mientras la comunidad reacciona ante la tragedia. Es un relato de lamento, sufrimiento y una crítica a la desigualdad social y la indiferencia de las autoridades o de los "más poderosos" frente al sufrimiento de los más humildes.

Aquí hay varios aspectos clave para analizar:

### 1. **Ambiente y tono**:
- El poema tiene un tono sombrío y triste. La ausencia de vida en el pueblo ("To s’ha quedau calláu") refleja la quietud y el dolor profundo tras la muerte de Valentín.
- El silencio que envuelve la situación, desde la ausencia de sonidos en el campo hasta el silencio de los personajes, subraya la gravedad de la pérdida.

### 2. **La figura del muerto y su contexto**:
- Valentín es retratado como una víctima sin poder, alguien que no tuvo oportunidad de cambiar su destino. Es interesante que la gente no sabe si su muerte es "justicia" o una tragedia sin sentido, lo que le da un toque fatalista a la narrativa.
- La figura de la madre de Valentín, que moja su frente con agua bendita mientras murmura dudas sobre la justicia divina, muestra una gran contradicción entre el dolor humano y la religión, simbolizando una falta de respuestas ante el sufrimiento.

### 3. **La crítica social**:
- La muerte de Valentín, aunque trágica, refleja las desigualdades del mundo rural y la indiferencia hacia los más humildes. El Silvestre le dice al joven Juanico que el campo "no perdona" y que "el mundo solo es bueno con los de sangre rica", lo que señala una crítica explícita a las estructuras sociales injustas.
- El hecho de que el cura llegue "sin mucha prisa" y haga una oración como un ritual vacío, mientras la gente se encuentra sumida en el dolor, también refleja una crítica a las instituciones religiosas y su incapacidad para consolar a los pobres frente a la muerte.

### 4. **El final y el simbolismo**:
- El final del poema, con el joven Juanico apretando el puño y mirando al cielo, es muy simbólico. Aunque no dice nada, el gesto comunica toda su rabia y frustración, una rabia que probablemente irá creciendo con los años. El hecho de que el niño "se le entendió to" sugiere que las palabras no son necesarias para expresar el descontento profundo con la injusticia social.
- El simbolismo del "cielu" también juega un papel importante. Es un lugar donde se busca respuestas, pero no da ninguna. Es el espacio de lo divino, pero no puede ofrecer consuelo ni justicia.

### 5. **El lenguaje**:
- El uso de un dialecto rural y local (EXTREMEÑO SERRANO, probablemente) le da autenticidad y profundiza la conexión con el contexto social y cultural del pueblo. Este habla coloquial y directa le da una fuerza emocional al poema, ya que la pobreza, el dolor y la rabia son transmitidos de forma visceral.
- También hay una notable repetición de sonidos que crean un ritmo lento, que remite a la pesadez y la angustia de la situación.

### 6. **El ciclo de la vida y la muerte**:
- La referencia a la muerte como "la tierra se abría como boca sin dientes" muestra lo inevitable y lo cíclico de la vida. Al final, cuando el cura lanza agua bendita sobre el cuerpo de Valentín, parece que la muerte es solo un trámite que no cambia nada, solo el cuerpo que se va a la tierra, mientras el sufrimiento de los vivos queda.

En resumen, el poema está cargado de una denuncia social sobre las desigualdades que existen entre las clases, la indiferencia de las autoridades y las instituciones, y el dolor sin fin que se hereda de generación en generación. La muerte de Valentín sirve como un reflejo del dolor colectivo y de un sistema injusto que no hace distinción entre los pobres y los ricos.

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