Torre del Oro, testigo del tiempo,
que alza su figura a orillas del río,
de la mano de la historia y el misterio,
que emana de sus muros de albedrío.
Eres la reina del Guadalquivir,
el faro que guía a los marineros,
que te ven desde lejos y suspiran
al ver tu luz brillar en los senderos.
Tu origen almohade se hace presente,
en tus formas que evocan la fortaleza,
y en tu nombre que nos lleva a la mente
la riqueza de una época con nobleza.
En tus muros resuena la leyenda,
de un tesoro oculto bajo tus cimientos,
que muchos buscan sin éxito en la senda,
dejando a tu paso sueños y lamentos.
Torre del Oro, monumento vivo,
que encierras entre tus paredes la historia,
de una ciudad que se muestra altiva,
al mundo entero con su gloria y su memoria.