El Puerto de Málaga, tierra de luz y mar,
donde el sol se refleja en el agua cristalina,
y las olas se deslizan suavemente
sobre la arena dorada de sus playas.
Allí, donde el viento sopla con fuerza,
y las gaviotas cantan al atardecer,
se encuentra el Puerto de Málaga,
un lugar lleno de vida y de color.
Sus barcos, de madera y de hierro,
navegan orgullosos por el Mediterráneo,
y traen consigo el aroma de otros mundos,
de lejanas tierras y de exóticos sabores.
En el Puerto de Málaga, la vida fluye,
entre el ajetreo de los pescadores,
y el bullicio de los turistas,
que pasean por sus calles y plazas.
Allí, entre las casas blancas y las palmeras,
se siente la alegría y el sabor de Andalucía,
y se respira el aire fresco del mar,
que invita a soñar y a contemplar.
Y es que en el Puerto de Málaga,
la belleza y la pasión se funden,
en un baile de luz y de sombra,
de alegría y de melancolía.
Por eso, cuando llegues a Málaga,
no dejes de visitar su puerto,
y de sentir la emoción y el encanto,
de un lugar que te robará el corazón.