#Españoles
Puente de mi soledad: con las aguas de mi muerte tus ojos se calmarán. Tengo mi cuerpo tan lleno de lo que falta a mi vida,
¡Qué bien te siento bajar! ¡Qué despacio vas entrando, caliente, viva, en mi cuerpo, desde ti misma manando igual que una fuente, ardiendo!
Tan chico el almoraduj y... ¡cómo huele! Tan chico. De noche, bajo el lucero, tan chico el almoraduj
Tan blanca, sin figura, ya tu mano levanta la esquina de mi sueño... ¿Por dónde va tu carne? ¡Qué huida!:
Te llamé. Me llamaste. Brotamos como ríos. Alzáronse en el cielo los nombres confundidos. Te llamé. Me llamaste.
La noche, perseguida, se entró por… —Méteme por tus ojos, escóndeme en… aun tu cuerpo, entreabierto, puede… antes de que se entregue al cerrad… que ya está desciñendo tu ardiente…
Igual que este viento, quiero figura de mi calor ser y, despacio, entrar donde descanse tu cuerpo del verano; irme acercando
Duerme la calma en el puerto bajo su colcha de laca, mientras la luna en el cielo clava sus anclas doradas. ¡Corazón,
No es lo que está roto, no, el agua que el vaso tiene: lo que está roto es el vaso y, el agua, al suelo se vierte. No es lo que está roto, no,
Cerré mi puerta al mundo; se me perdió la carne por el sueño… Me quedé, interno, mágico, invisib… desnudo como un ciego. Lleno hasta el mismo borde de los…
Ven, méteme mano por la honda vena oscura de mi car… Dentro, se cuajará tu brazo con mi sombra; se hará piedra de noche,
El cuerpo en que yo vivía nunca supo de mi cuerpo. Nada preguntó por él y de mí salió sin verlo. Llegó a una fuente. En sus aguas
Todos vienen a darme consejo. Yo estoy dormido junto a un pozo. Todos se acercan y me dicen: —La vida se te va, y tú te tiendes en la yerba,
¡Pronto, de prisa, mi reino, que seme escapa, que huye, que se me va por las fuentes! ¡Qué luces, qué cuchilladas sobre sus torres enciende!
Cielo gris. Suelo rojo... De un olivo a otro vuela el tordo. (En la tarde hay un sapo