POESÍA JAPONESA
Vi a Venus venir hacía mí, su belleza anulaba al astro su manera de caminar dejaba pequeño el movimiento lunar.
Abro los ojos siento el calor de tu cuerpo, me apoyo en la almohada y contemplo el mapa de tu cuerpo. Una oleada de ternura me envuelve
Por la mañana y yo acurrucadita en tu pecho, con la respiración aún agitada y caliente de tu sexo. Me besas con ternura, me dices un… Yo soy el cuerpo donde
No supe retenerte en mi pequeño mundo tú querías fotografías, yo, quería amor del bueno. Ahora sé que debí
Desvirgamos el amanecer entre sábanas desgarradas, que estúpida fui, creí que podría cambiarte y no sabía que el infierno
Amigo mío, hoy quiero contarte, que cuando te vi me enamoré hasta de la sombra que bajo la farola vi. Qué mis pensamientos
Átame, hazme tuya, pellízcame y llévame al infierno del placer, pasea tus manos por toda mi piel.
Lo admito siento temor de sentir este temprano amor por ti. A pesar de mis recelos
El monte Fuji, en la Región de lo… En el Japón actual ya no hay samu… Expertos en las oscuras artes del… El misterio era su materia prima,… Sus característicos trajes negros…
Siento que mi corazón es naturaleza pura, noto que me vuelvo nube, mar, río de lava, barro, árbol, desierto,
Te conocí por casualidad tú sonrisa me enganchó y no llevaba cinco minutos a tu lado. Me mirabas como
Era una tarde de noviembre paseando por el Albaicín lo vi por última vez, me miró con sorpresa cerveza en la mano.
No sé si eran tus ojos, no sé si tu boca, que era para besar y quedarse pegada a ella, eras todo tú,
El fuego lamía mi cuerpo, surgía desde el mismo infierno. Mis labios escalaron
Miré como metías los pies en la frescura del río Darro. Me guiñaste y sonreí, el cielo resplandecía