Echando una mirada al extenuado planeta
veo un decadente mundo con gran tristeza,
y como una sucia e inmunda cubeta,
que derrama guerra, avaricia y pobreza;
se desborda un Sur en busca de digna labor,
que se desplaza al Norte para hallar riqueza,
y poder salir, de su situación paupérrima,
desgraciadamente, lo que recibe es dureza.
Luchamos unos con otros, ¡qué vergüenza!
una élite menor exprime a una base mayor,
Oriente versus Occidente, por lo que reza,
Dios, Jehová, Alá ¿dime quién es mejor?
Succionando los recursos de madre tierra,
nos vemos obligados a inventar combate,
creando genocidio, destrucción y hambre,
lo ves en las noticias, pero ya no te abate.
El dinero es lo único que a algunos interesa,
la mayoría no lo tiene, pero lo anhela,
el consumo ha devorado nuestra naturaleza
y estamos endeudados hasta la cabeza.
Tu y yo, un mosaico de étnicos colores,
clasificación genética, similar al camaleón,
blanco o negro, da igual, todos con pavores
y penas, que desaparecerán en el panteón.
Abre la ventana y contempla la realidad,
porque cuando no hayan, ni albas ni ocasos,
tus átomos irán por el cosmo a gran velocidad,
en busca de una Bella Terra o ¡de Dios quizás!.