Mi pequeña
Llegaste con el solsticio de verano,
llorabas cuando no te levantaba
de la cuna o te cargaba sobre mi mano.
Bajo la sombra de los manzanos
corrías y jugabas sin descanso,
siempre detrás de tus hermanos.
Todo lo que ellos hacían,
te parecía tan gracioso y espectacular,
que a veces imaginaste poder volar.
Como un un ruiseñor, saltabas
de rama en rama. Cantabas con voz suave,
llena de amor y calor.
De repente, como los árboles en otoño,
tu mente se fue marchitando y tus ganas
de vivir se fueron apagando.
Tus rituales te fueron atrapando, en una nube oscura.
Tu cerebro se volvió un campo de batalla,
donde no existía ni el amor, ni la dulzura.
No aceptaste mi ayuda, ni la de tus cercanos.
Llegaste a odiar nuestra presencia
y hasta imaginaste que no éramos humanos.
Hoy tu alma se encuentra en un eterno
invierno, que ha congelado tu mente
y tu cuerpo tierno.
Llevas el corazón roto porque crees
que te hemos abandonado, no has entendido,
que nuestro amor nunca ha mermado.
Se que vendrá una primavera, que hará
retoñar tus encantos y con ella
se olvidaran tus quejas y tus llantos.
Y entonces, como en la fiesta del solsticio
de verano, vendrás a nuestra casa
y nos tomarás a todos de la mano.
Y como en el día más largo del año,
tu luz alumbrará a tu alma y corazón,
y todos gritaremos llenos de emoción.
(2013)
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