A Ella,
A ella, aquella mujer etérea
En quien reposan mis frutos
Como siervo en campo me pastorea
A ella, cuya ausencia pone mi felicidad de luto
Tu plúrimo amor, incentiva mi resiliencia
Cálida mañana eres tú la razón de mi vida
Primavera eterna, eres mi ejemplo de decencia
Noche bella por siempre, serás mi escogida
Tu amor por mí es inconcuso
Ni hondeando en tu profundo corazón
Podre encontrar una sencilla razón
A este sentimiento tan profuso
A ella, mi madre querida
Razón de mi esfuerzo, mujer consentida
Tengo el privilegio de ser tu hijo, esa fue la bienvenida
A una novela que por Dios ya era conocida
Te adoro porque para corregirme tienes dilección
Procuras mi éxito por eso estas llena de abnegación
Mi canción perdida de un poeta, digna de admiración
Luz de mi noche, paz de mi pesadilla, por ti tengo afición.
Demuestras que tu amor es más grande que mis errores
Soy esa semilla de tu vientre que transformaste
En un castillo firme y fiel tesoro de tus amores
Por qué para amarte madre mía, no hace falta que me enamores.
Poema dedicado a mi madre, a ella.
Preferido o celebrado por...
