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Confesión.

Lo confieso
¡Le tengo miedo!
Miedo de sus ojos
que escarban en lo más profundo de este gélido desierto donde habito.
Miedo de su sonrisa
Con esa inminente dulzura
que se empeña en deshacerme el alma en mis delirios.
Miedo que paraliza,
Que deshilacha cada fibra de mí,
De la materia de la que estoy hecha.
Miedo que la entreteje,
Y la vuelve suspiro,
y la vuelve sueño,
Y me retorna a ser sombra.
Por eso me aferro a este miedo
Que abrazo tan fuerte como quisiera abrazarlo,
Porque mi miedo, es la mejor barrera que existe entre los dos.

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