Nightcrawler.
Permitirnos negociar parecía lo adecuado.
Lamentablemente nuestra carencia de objetividad arruina nuestros anhelos.
Tú dabas un “te odio” mientras tus lágrimas decían te extraño.
Yo te ataba, te hacía mi guiñol y decía dar amor pese a que mis sueños te mostraban siempre muerta en mi regazo;
Siempre con tú vestido de flores azul celeste y un lápiz haciendo veces de estaca. Mientras dices: “es mi culpa”.
Negociar parecía adecuado, al menos para mí, a quien Calíope siempre bendijo con el don de la oratoria, quien siempre lideraba la negociación.
Negociar parecía adecuado, pero el lápiz en tu oreja decía ser más sensato.
