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Mucha gente

pero pocas personas

Ayer en la calle vi gente,
pero no había personas.
Ayer la humanidad era roña,
cúmulos de hormigas consumidoras,
consumiéndose a si mismas.
 
La Navidad de las las luces,
yo solo veo nuestras sombras.
El delirio de gente por encima
de otra gente desconocida.
Desafecto, prisa, miedo, ruido.
 
No hay gestos humanos,
hay más basura de la que
puede tragar el mundo,
un consumismo nauseabundo,
un dolor por ver y no sentir nada.
 
Llenamos nuestras tripas,
vaciando nuestras almas,
no queda nada del ser,
es la muerte total del espíritu,
a 25 días del nacimiento
del hijo de Dios.
 
Es paradójico en lo que se
está convirtiendo el mundo.
Un sumidero de restos humanos,
carentes de conciencia,
somos ese envase vacío que
dejamos caer fuera de la basura.
 
Si queda algo de nosotros vivo,
pongámoslo en práctica.
No te sumes a la masa, levanta
la mano y di basta. Practica el
silencio interior y rézale algo a la
calma.

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