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Panfleto

de propaganda

El mundo en el que vivimos,
la secuencia de la que no salimos,
la mentira en la que tanto en creer
insistimos, para no tener que deber
incurrir en sangrientos desatinos.
 
Insensibilizados, perros abandonados,
drogados por sedantes.
Miseria por todas partes,
dolores ajenos en nuestras tripas,
rellenas de animales maltratados...
 
Nadie quiere ver el resultado,
preferimos la mentira al cambio.
Borregos consentidos, ciegos relativos,
estamos de paso eso decimos,
no tiene pinta que vayamos a lograrlo.
 
El error más común es malgastarlo,
pasar por la vida sin intentarlo,
dejarse caer por la envidia y el sarcasmo.
Seres indefensos, inseguros, tacaños,
no daremos lo que no supimos darnos.
 
Por eso al espejo nos cuesta enfrentarnos,
vemos todo ese desprecio reflejado,
el drogadicto en la calle destrozado,
nosotros viéndolo en la tele, sintiendo que está lejos,
pero es vecino de tu barrio.
 
Sin aparente solución,
buscamos en el marketing un roll,
en las redes sociales una nueva religión,
panfletos dominicales desvirtúan la razón,
nos corrompen con abusiva sobre-información.
 
Tu piensas que no hay nada que hacer.
No es tu responsabilidad, no tienes poder.
Incierto es el camino con el que eliges responder,
a la desoladora imagen del planeta
que en tu alma se acepta sin querer.
 
Pon la mano en el fuego, arde conmigo hermano,
siente que esto es un infierno,
no es otro verano, de nosotros depende
no ser cómplices otro año, ponle freno al caos
mira al Diablo a los ojos, y di se terminó.
 
Cambias en el día a día aquello que esté en tu mano,
cada pequeña decisión es un destello de luz,
una pequeña revolución, no es tu deber cambiar el mundo,
solo a ti mismo, di no a la pasividad,
y salva a tu propio alma del abismo.

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