Un rebote hecho realidad, un sentimiento manisfetado y una verdad absoluta.
Detrás de aquellas montañas se notaba la firmeza y la verdadera naturaleza de aquel ser insignificante ante el cual decidió dar su vida en un parpadeo.
Aquel cosmos que lo rodeaba no era más que algo existencial.
Un parpadeo que el único sentido fue...
Dejar de latir.