Cuento las pisadas en el barro
de esta ciénaga que simula feldespato.
Siempre lustro mis zapatos desde abajo
y me quedan con el brillo a medio paso.
Guardaré para mi la primavera,
como polen que aligera el estupor
de que el día sea tenue
blando
parco
de que solo quede el hueco de tu voz