11/04/2018 Coautoría Por Ada Zoe y Alfredo Jiménez (alias Alexander de Large) ¡Gracias amigo!
¡Mi padre amado! te recuerdo y te extraño con gran nostalgia. En tu última mirada, no pude estar contigo.
Algún día padre, me darás tu mano. Y yo también,
¡Pasan los días! Lentos, implacables con esa letanía que se convierte
Corro sin cesar y el rugir del viento me golpea. Los sauces implacables y desafiantes,
Cuando hablamos con el corazón, la voz acaricia el silencio...
Gracias te doy por estar presente en el día a día. Tu amistad sincera es regocijo y aliento.
¡Cuantas historias! Una mirada así, lo dice todo.
Amanecer de un domingo gris, lleno ¡de abrazos! ¡de despedidas!
La vieja mecedora, languidece en u… “Todos la miran y nadie la ve” Ni siquiera con el aura de recuerd… Aquella vieja mecedora arropó a mu… Fue testigo y confidente de alegrí…
Lo irrealizable, lo imaginario o lo fantástico, es una posible utopía. Para mí,
Suave cadencia, tibio frescor que abraza. ¡Así es mi mar! Siempre sueño con él, siempre... me pierdo en él.
¡Dios! me arrepiento, a ellos pido perdón, Tú, ¿me ayudaste? Fui tan frágil, tan débil sobre todo, tan sola.
¡Abrázame! y calla. No hables, solo...
¿Noche de estrellas, luciérnagas y luna? ¡Todas me alumbran!
Todo segundo, es parte del pasado en cada instante.