Qué frenesí! consumación que me deleita
pulir diamantes con el fuego de su risa
cuando el calor desprende el fruto de los cuerpos,
enciende en éxtasis volcanes
cuando rubíes
pintan crepúsculos de rojo.
Delirio.
Hay unas luces perforadas
que abrazan piedras y que flotan sobre aguas
que bañan el eclipse de caricias
¿hay algo más tras el abismo de la luna?
Viajaba
en una estrella sin un rumbo establecido
y me detuve cuando no vi que las luces
se enloquecían en la oscuridad girando.
Eran puentes vacíos y sin agua,
inesperados trances hacia el limbo,
astros oscuros que orbitaban delirantes
sobre una luz tan melodiosa, dulce y virgen
que me condujo hasta un delirio sin salida:
Cuando al llegar
tierra de perlas talladas en acuarela,
sus manos, lagos con el borde de esmeraldas.
Hay una isla en cada afluente de sus labios
y en sus jardines brotan miel las pasionarias.
Hay un desierto. Fluyen ríos sus pupilas.
Un par de dunas se sonrojan en su cara
y en el oasis que me mira quedo absorto.
Su piel de arena es una playa de agua dulce.
En su cabello está la luna y su misterio.
Hay un concierto de Beethoven en su espalda.
Flotan espumas en el mar que hay en sus piernas.
Y cuando me acerqué
luces brotando el néctar de la euforia,
calor frutal derrite mi apetito,
madura y suave seducción cuando se aumenta
temperatura que destila de su esencia
intensidad que lanza al borde desde el tacto
la excitación que vierte el sol sobre el deseo.
Mi inclinación necesidad en grado amante,
sus manantiales fluyen música de besos,
gotea aceite de sus dedos
que enciende árboles, la música
está posando, se calienta
la imagen, láminas se agitan,
sed de placer que en la vorágine se abreva
y entonces
el delirio...
ángeles cantan en su boca.
Entonces descendí
me succionó la cordillera de sus pechos,
dormí una siesta en el túnel de su cintura
y justo en medio hallé la puerta al infinito.
¡Palpitación! Está temblando el paraíso.
Silencio!
que gima el centro de la tierra,
que lluevan los cometas, que se abran desnudas
las manos de la lluvia. El tiempo arde.
Hay burbujas de cielo atrapadas en ámbar.
Las luces se detienen.
Están mirándonos.
Hay un instante de suspenso;
el universo está de pie...
delirio!
nada falta, entonces
todo sobra.
Que no hace falta un universo abandonado, oscuro, inmóvil.
Su cuerpo es el planeta donde habito.
Tenerla es el delirio que no acaba.