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No

Cantame las veintitantas que te escupe el haber dejado de ser! Provenientes de esa aguja que atraviesa tu cuerpo entero pero se deja ver solo si te cruzas de brazos, solo por vos, al tacto de tu abrazo.
Contame que es ver a donde mires y no encontrarme! No a mi figura externa eh, no confundamos. Sino a la entidad que yacía presente en tus mañanas al despertar y le ponías mi nombre, la que al ver un árbol frondoso y colorido se te piantaba un “que ganas de que lo veas conmigo!” sabiendo que lo apreciaríamos del mismo modo, y así la aguja brotaría por tu coronilla para irse hasta este día.
Esto se trata mas del hecho de sobrevivir sabiendo que nadie respira de esa manera equitativa, en la que uno ve y vive lo que vos vivías al unísono sin siquiera intentarlo ¿Ya desgarraste tus ganas el día de hoy buscándome? Espero que no, por lo pronto yo es lo único que hago y de todo lo insalubre que he sentido, requerir tu buena fe constante es de todo, lo peor.

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