Huele a fuego
Y no son recuerdos.
Es el olvido.
Mi alma de ella se despide,
Y la acompaña todo mi cuerpo.
Huele a humo,
Se incendian mis recuerdos.
Mis ojos se secan,
Pero mi mano siente su cuerpo.
Siento las montañas de su espalda,
Aun en mis dedos.
Siento como se ondula mi mano,
En la forma de sus recuerdos.
Huele a humo,
Huele a fuego.
Se convierten en cenizas
Todos mis recuerdos.
Vuelan y se alzan,
Al ritmo del viento.
Suben y bajan, escapándose,
Huyendo, se están yendo.
Trato de asirlos,
Pero son esquivos.
Trato de sentirlos,
Pero se están muriendo.
No siento, no recuerdo,
Sólo pienso.
Aun no sé lo que se va,
Sólo sé que lo pierdo.
La luna me acompaña,
Paciente oye mis versos.
Me dedico a escribir,
No siento, sólo pienso.
Mañana me despertará el sol,
Con los mismos rayos, y el mismo verso.
Pero mi corazón ya no es el mismo,
Mis sentimientos están muriendo.
Huele a humo,
Huele a fuego.
No se queman mis versos,
Se queman mis recuerdos.
No perdí una mujer
No he perdido mis versos.
He perdido el sentir,
He perdido sus besos.
Cualquiera da lo mismo,
Va!, da lo mismo el cuerpo.
Los besos de cualquiera,
Pero son míos mis versos.
Y aunque caiga la noche,
Y a la vez caiga el olvido.
Y aunque caigan los recuerdos,
No caerá lo que pienso.
Prefiero pensar,
A decir lo que siento.
Aunque más de lo que he dicho,
Nunca lo había hecho.
Sólo pienso, sólo pienso,
Pero al pensar también recuerdo.
Y los recuerdos quemo,
Aunque aún vivan en mis versos.
Esto lo escribí borracho.
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