Quizá sea hora de matar
despacio.
Se acercó.
Me dijo que el silencio
es una torre en la niebla
y que la cosa
tiene, en su sangre,
mucho más para morir .
Y entonces
la oruga aparecerá,
desde el humo,
a desdecir la perfección.
Se alejó.
¿Habré comprendido
que hasta las palabras
se rompen?
Ahora veo reptar,
muda y de repente,
a una mariposa.