Del libro Aquí no duele -50 poemas-, Buenos Aires, Ed. Vinciguerra, 2010
Con los ojos leales en la periferia de la realidad estuve aquí siempre al borde del miedo al abismo. Apariencias diluidas
Tal vez alba rocosa de caníbal tristeza de andar desandando distancias decretando nuevos rayos de soles fabricando otros abismos.
Todavía extraños avanzamos cautelosos el viento se escurre en el horizonte la pausa del silencio
Y Dios lo hizo morir durante cien años y luego lo animó y le dijo: Acápite del cuento El Milagro Secreto, Ficciones, J. L. Borges “Fue en la Nochebuena de 1938, el mism...
Caminé bajo la lluvia durante siglos esa tarde de noviembre la piel acariciada se esparcía fuegos artificiales tristes
Entre los surcos de las espinas de calafate confieso la aridez pueblerina. Sólo el piño ovejero renació
En el umbral del abismo el silencio se posa sobre los homb… tan libre como el agua a la deriva… Por la boca entreabierta se enmascara el dolor.
Ansío la revelación mas cómo reconocerte cuál es el camino la palabra revitalizadora de la letra muerta.
Sentí la alegría de Einstein sacando la lengua a los científico… hice la caminata en busca de la sa… bailé junto a aquellos jóvenes esp… la creación en el ´48 del Estado d…
Cada uno busca en su camino el aleteo del otro la mirada murmurante la impiadosa ilusión. Sin parpadear encuentra
He venido desde tan lejos y viajo y viajo con sed de búsqueda hasta que llego hasta que viene a mí
Después de la medianoche los consumidores omnívoros del abi… y sus máquinas de humo por fin se apagan.
A veces salva del pesar de vivir el eco de voces ajenas ofrecer las manos vacías los nombres del silencio generar espacios
A esa hora del ocaso la de antes de limarse la luz desde el mar usurpo la última fosforescencia la imagen de un arco crecido
Desde las palabras el cada día. A través de pequeñas cosas en recovecos