Del libro Aquí no duele -50 poemas-, Buenos Aires, Ed. Vinciguerra, 2010
Amaneció con la noche puesta y sacó a pasear al perro. Esa es la hora en que tiene chorreada pegajosa junto con el maquillaje
Llovía como en Macondo los tonos del vigor revitalizaban fragmentos de surcos de contornos en sombra de nubes en las texturas y las formas de lo…
Sangra la desolación de las certez… duelen las vacilaciones de fragmen… abordan los manotazos de mejor air… renuncia la respiración artificial grisea el rastro humano en estéril…
Las astromelias las gerberas las fresias los jazmines las hojas de la Santa Rita
El cielo es de la coalición el desierto es iraquí el dolor debería ser privado pero es obsceno en las fotos de los periódicos.
Huyen las distancias se hace necesario el retiro de las voces descanso adormecido en un hombro. Miles de puntos se unen en un todo
Imagen y simulacro florecen coexisten yacen en todo. Sin embargo hice una prueba
Desarbolada entusiasmada la poesía saltó a la calle a medianoche.
Tiempo real entre paréntesis el de la espera. Paciencia destilada gota a gota pensando qué hará
Después de la medianoche los consumidores omnívoros del abi… y sus máquinas de humo por fin se apagan.
Un enano que camina entre las somb… dice Paul Auster y la naturaleza humana nos precede y nos va a suceder. Donde luces disonantes
Quise despojarme ropa vieja una a una de las vanas ilusiones deshojada flor
La verdad está en el margen pero cómo duele. Escaleras sin fin desoladas cicatrices son
Sentidos y contrasentidos cada cambio de marea se mece siempre a solas entre escapar e insistir casi sin palabras.
Es esa hora incierta en que en el aire sólo laten los relojes en la casa. Seis y algo ganas de seguir durmiendo