Juez y Parte (1985)
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El joven aprendiz de pintor que ay… Juraba que mis cuadros eran su cat… Hoy, como ve que el público empiez… Ya no dice que pinto tan bien como… En cambio la vecina que jamás salu…
Viajero que regresas a esa ciudad… donde una dulce nieve empapa la ra… donde llegan los barcos cargados d… a muelles laboriosos como mi coraz… Háblale de mi vida, las autopistas…
Ángel, tan peligrosa, tan infantil… Ángel, le gusta verme sufrir. Ángel, nunca me dices que sí, ni q… Ángel, juega con mi excitación. ¡Dame tus labios de caramelo!
Mi secre no me cuenta mis secretos… con tal de madrugar, de madrugada, me ordena ordenadores y tercetos, periódicos, pudores, mermelada. Aunque no hace vudú, ni pincha en…
Borja, como te ajogues te mato. Termínate primero el melón, Y luego las tres horas de la diges… Hay que ver qué mal rato, Pero el niño no me quiere comer,
Llaman al timbre, salgo a mirar, y abro la puerta y estas ahí, dulce regalo que Satanás, manda para mí. Su asignatura que va a aprobar,
Bruja, si aterrizas con tu escoba una día en mi balcón ve con cuidado yo disparo siempre al corazón En tus redes
Maldita sea la mantis religiosa, el granizo, el pulgón, la filoxera… el parkinson, la seta venenosa, la raposa, el bromuro, la dentera. Malditos sean los fachas reciclado…
José Tomás canta como Tiziano, levita como dios, saca de quicio, se venga del bochorno del verano, prende un horno sin juegos de arti… Compite en quites, mece chicuelina…
Sentados en corro merendábamos besos y porros y las horas pasaban deprisa entre el humo y la risa. Te morías por volver...
Recuerdo que tenía un corazón Alérgico a los pólenes La muerte no existía Éramos asquerosamente jóvenes Veranos sin deberes
Confinado en la UVI del agobio por culpa de una bilis maniquea, condenado a bailar con la más fea que no es mi Dulcinea y tiene novi… Furtivo de la orilla de la lumbre,
Ese compás que se juega la vida, esa agujeta pinchando el vacío, esas falsetas hurgando en la herid… esa liturgia del escalofrío. Esa arrogancia que pide disculpas,
Setenta veces siete lo intenté, si… para siempre es porque no puedo má… no tengo nada que perder sólo el miedo a la soledad. Me temo que esta vez es el fin,
Maldito sea el duende que no tengo… el hiato que encontró san Cucufato… la orgía que agoniza cuando vengo, la letra pequeñita del contrato, los australopitecus arrogantes,