Al levantar su falda, ella se sintió inquieta
sus dedos rasguñaban como una rasqueta,
su mirada impávida, se cruzó con la de él,
ella inquieta, aturdida,
él, empecinado en seguir.
¡Dale negro!
le gritaban sus pensamientos
¡Dale negro!
le rechinaban los dientes,
sus manos se humedecían también
¡Dale negro!
es lo que tanto has querido
¡Dale negro!
que puede ser.
De lujuria llena su mirada
de campanas que tintinaban en su ser,
era a esa piel rosa sabor manzana,
la que él quería poseer.
Una mezcla de insensatez y cordura
un torbellino en ese instante levantó,
el negro tubo, a su tan amada,
y la rosa se rindió a sus pies.
Mónica
Ruth Mónica Muñoz R
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Chile.