Día gris.
La quietud de un silencio tembloroso.
Mirada perdida en la penumbra de una ventanilla oscura.
La lluvia a cesado, con timidez de callar al silencio.
Reconfortante sensación de sentimientos cálidos que quieren avecinarse por la ventana,
resultan familiares, se observan nebulosos en el horizonte de un ingenuo pasado fantasioso.
Entre la eternidad de la noche fría,
los ojos se cierran tímidos como cortinas blancas que dejan pasar la luz.
El mundo se adormece,
Esperando despertar cuando la luz toque la ventana,
abrigado por la calidez de un corazón ávido
que anhela con ímpetu que los vientos de invierno puedan cesar.