Ricardo Branj

Poesías en el aire

 
 
 
                                                                                                                                                                               A Victoria
 
vos llegabas con tu libro
 
yo llegaba con mi libro
 
siempre al mismo banco
 
donde garabateamos
 
nuestros nombres
 
allá por el ochenta y nueve
 
y una tarde de sábado
 
 
 
siempre cumplimos
 
vos primero
 
yo primero
 
aunque a veces ansiedad
 
y Hernández, Martí, Lorca
 
Neruda y Benedetti
 
daban vueltas
 
por la plaza Díaz Vélez
 
escuchándonos
 
escuchándose
 
y Alejandra y Alfonsina
 
volvían a irse hacia el atardecer
 
cuando salíamos
 
para la estación abandonada
 
a librarnos de todo mal
 
 
 
y ese día que prometimos
 
iniciativa tuya o capricho
 
escribir poesías sin papel
 
tu voz y vos
 
mi voz y yo
 
y dibujarlas con exhalos
 
vibrando el aire
 
y dejarlas irse para siempre
 
con tu risa y con mi risa
 
con tu demasiada rima
 
y mi harto tedio de la rima
 
y tu sarcasmo y mi sarcasmo
 
eslabones a la nada
 
y mirarte los ojos negros
 
mirando lo invisible
 
que se marchaba a quemarse al sol
 
 
 
y lo prometido no es deuda
 
fue desde ese día
 
pacto o promesa
 
y yo guarde silencio y vos te fuiste
 
y las palabras flotan
 
mariposas de ceniza
 
aún en esas esquinas
 
a la sombra de esos árboles
 
en las rendijas del empedrado de esa calle
 
reposando en esas terrazas aledañas
 
esperándonos?
 
 
 
y ese día y los teléfonos
 
que sonaron con el apuro
 
de los presagios
 
ese día que no hubo libros
 
ni palabras
 
y el mundo bajó la velocidad
 
y llovió con ese cielo
 
lleno de estrellas
 
que no guiñaron los ojos
 
 
 
muchas veces volví
 
a ese banco y sentarme
 
esperar volver a verte
 
y tu nombre ya casi no se nota
 
debajo de las capas de pintura
 
debajo de los años
 
pero siempre en los sueños
 
en las palabras que buscan
 
mis anteojos
 
yo volví tantas veces
 
a ver que vos ya no estabas
 
 
 
te fuiste con todas las palabras
 
acaso te siguieron
 
como un perro fiel, compañero
 
y como hilo que le dice a la cometa
 
atadas un poco a mi
 
todavía me dan tu voz, tu vos
 
cuando extiendo mi mano
 
para tomar un libro
 
cualquier estrofa
 
 
 
ojalá
 
todas esas palabras hayan bajado
 
a escribirse en vos y en tu vuelo
 
a ser poesías en el aire
 
ahí, donde pertenecen
 
ahí, donde tienen que estar
 
ahí, donde ya no existen
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