#EscritoresCubanos #EscritoresMatanceros #ParaNiños
—Venga, venga, salamandra: ¡abra la puerta, saque la gata, busque la escoba, limpie la casa!
EL día, una rosa blanca. La noche, un caballo negro. (La tarde, una mariposa que ha detenido su vuelo.)
En el pozo viejo el sapo se baña; la luna, traviesa, se mete en el agua. En el pozo nuevo
¡Qué sol enciende el palmar cuando, guardián de su nido, rompe el sinsonte a cantar! ¡Qué cubano amanecer hay en su trino; qué luces
La garcita campesina polainas de tierra y alitas de harina. Pañuelo al viento se ve la garza.
¿Qué venadito blanco cruza la noche cuando la luna llena brilla en el monte? ¿Qué venadito sediento
Prende tus luces cocuyo de marzo: esta es la noche de hablar con el gallo. Compartiremos
El oro de la tarde tiñe la copa de una vieja yagruma quieta y sedosa. Duerme cansado el viento
Nene, vanos a dormir; no son horas de reír: duerme el viento, duerme el sol, duermen las gallinas
En el río San Juan vive un pececito que aprende a nadar. Sobre el Yumirí —iris diminuto—
De la lunita nueva vuela una garza; tiene el cuello nevado, de azul las alas. Volando viene
En su casa de hojas despierta el pájaro porque, anunciado el día, se entona el gallo. Canta seguido,
Ahí viene la gata de María Ramos, que tira la piedra y esconde la mano. Tírale una
Naranja sobre limón, sobre limones el agua: agua fértil de represa, agua de la nube blanca. Finas espigas de arroz,
Escóndete, caracol: no asomes tus cuernos largos. Cuando salgas de paseo no saludes a los pájaros, ni con otro caracol