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El tomeguín del pinar con su collar amarillo ya pica en el alpistillo, ya rápido echa a volar. Y va del ateje al güin,
La Sierra Maestra ¡tan alta, tan grande! ¡tan brava, tan bella! De roca para el tirano; para el patriota, de miel.
La flor del tomillo buscaba una abeja: una abeja sola, una sola obrera. En el viejo pino
De parte del aguacero que cubran con un paraguas al retoño del almendro. El coralillo rosado debe prestar atención:
Miniatura marinera, filigrana de madera, ámbar, jade verdemar. Caballito de sal fina, bailarín, aguamarina,
Entre las lomas el día nace. Límpidas gotas la noche esparce sobre la hierba
Los pinares de la Isla por la costa van creciendo: quieren echarse a la mar y volverse marineros. Y las toronjas maduras
Subes a la portada, ¡quiquiriquí! entusiasmado cantas, ¡cucurucú! Veo tu pico amarillo,
En un caracol rosado de la playa de Girón sobre el nácar hay grabado: “¡Cada cubano un soldado; cada soldado un león!”
Ahí viene la gata de María Ramos, que tira la piedra y esconde la mano. Tírale una
El cielo es un espejo y la gaviota suelta su vela blanca desde la costa. Marinera del aire,
Do Re Mi Fa Sol, ya sube la araña. sol fa mi re do corriendo trabaja. Se mece,
En la Sierra Maestra, con el paisaje, se alzó su vide noble, creció su sangre. Sembrador, guerrillero,
¿Has visto a la mariposa danzando sobre el rosal para saludar la rosa...? ¿O los vuelos del zunzún alrededor de las flores
Caperucita Roja, juega conmigo: yo seré un día lunes y tú domingo. Juega conmigo: