En este lugar ahora vació, silencioso, vetusto y casi mítico para mi yo escribi mis primeras letras. Desfilan por mi mente en este instante en que escribo hechos acaecidos en todos sus salones. Añoro aquellos tiempos antiguos, los mejores de mi vida, y amo esos añosos bancos, esos polvorientos patios, y hasta esas paredes de rojo y desgastado ladrillo. Extraño la voz, la voz de la maestra querida de animo indoblegable y esfuerzo tenaz. Esas paredes de rojo y desgastado ladrillo, esos patios polvorientos, esos añozos bancos, esos salones, y hasta esas piedras perecen reclamar siempre la presencia de otros niños que vengan a dar vida a este lugar.