Con el vaiven de las olas meciéndose en lontananza, absorto pasa las horas, así recobra esperanzas, como avezado serviola
No existe absoluta certeza, tampoco verdad concluyente, Hoy necesita la gente, quizás por naturaleza, sentir el apoyo, la fuerza
Bécquer en su glorieta, desgrana la flor del lirio. Amor no correspondido, mas que gozo, es un martirio. Entre umbrías arboledas
No hay nada más reconfortante que sentir como que se amoldan a tus deseos Como te hacen la vida cómoda, se ajustan a tus formas,
La lógica y la razón, entre dogmas y doctrinas, son palabras anodinas, cuando por imposición, soslayas la erudución
Encuentros convergentes desde la singularidad, la divergencia, la disparidad demandan remiendos urgentes. Repudiar lo diferente
Viviendo estoy de limosnas de cariño que me das. Al pedirte algo más que desabridas lisonjas, me ofreces sólo toronjas
A nuestros egos insaciables les hace falta un escarmiento tal vez un nuevo ordenamiento que incluya menos variables. En esta sociedad insociable,
Sin saber dónde me meto, traspaso el umbral sombrío y dejo mi verso desnudo en manos del albedrío. Me apasiona el desafío
Funde el pobre sus deseos en un cóctel de problemas. se debate entre el dilema, de lidiar el contratiempo o exprimir de los momentos
Líbrame del envidioso del pelusero egoísta del avaro egocentrista del resentido receloso del insaciable codicioso
Tras el monte de la vuelta, laderas de Tacoronte, el vetusto y arcano sol al lubrican sumergido liba el brumoso horizonte.
¿Mejor, callar lo que pienso? ¿podría lamentarlo después? Sin reproches ni porqués voy a otorgar el dispenso, —aun pasando por menso—
La acción puede ser atroz siendo la intención pura y la palabra muy dura aunque dulce sea la voz. Ya está sufriendo temor
Entregado al hedonismo prescindí de la templanza, ebrio de ira y soberbia ignoré toda prudencia perdí Fé y fortaleza,