Oscar Martínez

Imbatible

No necesité armas para obtener su atención.
no fui obligado a convertirme en bestia
para que sus ojos se fijasen en mis labios,
en la potencia de mi voz,
en la convicción de mis palabras
y la naturaleza arrolladora
de mi fuero interno.
 
Las palabras salidas
de cavernas insondables de mi alma,
reverberantes de voces ancestrales que me sostenían,
los ojos de mi madre llenos de candor,
la risa de mi padre, que alegró  mi infancia
y las manos de mis abuelos, llenas de cicatrices,
llagas del tiempo sufrido
y de sus corazones henchidos de fortaleza.
 
Mis palabras fueron balas, los cuchillos:
la libertad y la verdad del hombre
sin miedo ni mentiras carcomiendo el alma;
porque el que duda de su corazón
y de su voluntad, duda de la trascendencia de su ser.
 
Y no necesité armas, las letras, los cantos verdaderos
se convirtieron en destellos, en luciérnagas
iluminando de verdad incontenible.

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