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Alienados

La decadencia del nosotros

Como paridos por la rutina, deforme el uniforme que vestimos
Como piel de serpiente muda muda, de su nudo se arrepiente, se desnuda, muta, por cansancio permuta, por oro su juventud, su deterioro, su senectud por el ataúd, su ahorro, al olvido invertido
Al cuerpo que drena, sangre como gangrena, que excreta mierda como receta
Se inclina al marasmo, gime al mínimo orgasmo, introyecta y eyacula
Su prurito, su deseo en desmesura, les domina
La carencia de autoestima, les abruma, el hastío del que ayunan
El vicio en el que hieden toda culpa, el mismo en el que pierden, el mismo los insulta, los escupe, los aplasta
Ni el peso de la casta los disculpa
Ni los hilos que los mueven reclaman su orfandad
Ni el asilo a la sobra de la edad
Los dioses ya no pueden calmar su tempestad
Les repugnan los seres que se arrastran y lo llaman caminar
Que envejecen y lo llaman madurar
Que mueren y pretenden renacer en un sitio divino, perfecto
Su misma noción de perfección es tan imperfecta, una burla
Un sesgo, una mancha tan ancha que se sumergen en ella
Y surgen como inquilinos subterráneos, sub-existentes
En sus subterfugios pestilentes se consumen, como el humo, pretende oscurecer el cielo,
Y después verlo por un torbellino pulverizado.
Otras obras de Omar Ichaf...



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