La luz devasta las alturas Manadas de imperios en derrota El ojo retrocede cercado de reflej… Países vastos como el insomnio Pedregales de hueso

Acribillada por la luz una mitad del muro salina vertical La cortina su derramada sombra azul marejada

a la memoria de Jorge Cuesta Abre simas en todo lo creado, abre el tiempo la entraña de lo vi… y en la hondura del pulso fugitivo se precipita el hombre desangrado.

No hay ni un alma entre los árboles Y yo no sé adónde me he ido

Es una calle larga y silenciosa. Ando en tinieblas y tropiezo y cai… y me levanto y piso con pies ciego… las piedras mudas y las hojas seca… y alguien detrás de mí también las…

Anoche un fresno a punto de decirme algo –callóse.

Así como del fondo de la música brota una nota que mientras vibra crece y se adel… hasta que en otra música enmudece, brota del fondo del silencio

Las piedras son tiempo El viento siglos de viento Los árboles son tiempo las gentes son piedras

En l patio un pájaro pía, como el centavo en su alcancía. Un poco de aire su plumaje se desvanece en un viraje. Tal vez no hay pájaro ni soy

EN su tallo de calor se balancea La estación indecisa Abajo Un gran deseo de viaje remueve Las entrañas heladas del lago

La plaza es diminuta. Cuatro muros leprosos, una fuente sin agua, dos bancas de cemento y fresnos malheridos.

Aparece Ayúdame a existir Ayúdate a existir Oh inexistente por la que existo Oh presentida que me presiente

Déjame, sí, déjame, dios o ángel,… Déjame a solas, turba angélica, solo conmigo, con mi multitud. Estoy con uno como yo, que no me reconoce y me muestra mi…

ELLA cierra los ojos y en su ade… está desnuda y niña al pie del árb… Reposan a su sombra el tigre, el t… Tres corderos de bruma le da al ti… tres palomas al toro, sangre y plu…

Mis ojos te descubren desnuda y te cubren con una lluvia cálida de miradas