Gabriel Muñoz

Honesta condena

¡Ay, ay, ay, ay, ay! Al camino recto
Por el más torcido
Vengo directo
Contra Todos – Robe

Había una vez, una Vida
que traía entre manos
las vías del destino
las vías de los días,
despistada y rezándole a la suerte
con el trabajo que traía
se le derramaban destruidas
se le derramaban derruidas
y caían en manos de la Muerte
 
imagínese usted
seres de otro mundo,
este otro tan rotundo
que la gente se vuelve mártir
que la vida cobra sentido
susurrando algún morir.
 
Yo imaginándome ser poeta
me enredo las palabras como excusa
y acudo algún consumo
 
mis sueños me dan pena
y una identidad de niño incompleta
le tiene temor al mundo
se encuentra furibundo
 
me gana el egoísmo
me derrota la vergüenza
escribo esto para mí mismo
y se me olvida que usted me lee.
 
Sí algún día usted puede y se quiere
perdónese la Vida
constrúyase una Muerte
 
o siga acariciándose los prejuicios
masturbándose el orgullo
me sacrifico vitalicios
me diagnostico maleficios
lo condeno a no gritar,
agonice en un murmullo.

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