Pintada, no vacía: pintada está mi casa del color de las grandes pasiones y desgracias. Regresará del llanto

El mar también elige puertos donde reír como los marineros. El mar de los que son. El mar también elige

No sé qué sepultada artillería dispara desde abajo los claveles, ni qué caballería cruza tronando y hace que huelan l… Sementales corceles,

El lecho, aquella hierba de ayer y… este lienzo de ahora sobre madera… flota como la tierra, se sume en l… donde el deseo encuentra los ojos… Pasar por unos ojos como por un de…

Dos especies de manos se enfrentan… brotan del corazón, irrumpen por l… saltan, y desembocan sobre la luz… a golpes, a zarpazos. La mano es la herramienta del alma…

Carne de yugo, ha nacido más humillado que bello, con el cuello perseguido por el yugo para el cuello. Nace, como la herramienta,

Por tu pie, la blancura más bailab… donde cesa en diez partes tu hermo… una paloma sube a tu cintura, baja a la tierra un nardo intermin… Con tu pie vas poniendo lo admirab…

Desde que el alba quiso ser alba,… madre. Quiso la luna profundamente… En tu dolor lunar he visto dos muj… y un removido abismo bajo una luz… ¡Qué olor a madreselva desgarrada…

Un albañil quería... No le faltab… Un albañil quería, piedra tras pie… tras muro, levantar una imagen al… desencadenador en el futuro. Quería un edificio capaz de lo más…

Ausencia en todo veo: tus ojos la reflejan. Ausencia en todo escucho: tu voz a tiempo suena. Ausencia en todo aspiro:

Italia y Alemania dilataron sus v… de lodo carcomido, agruparon, sembraron sus luctuosas… lanzaron las arañas más negras de… Contra España cayeron y España no…

Abiertos, dulces sexos femeninos, o negros, o verdales: mínimas botas de morados vinos, cerrados: genitales lo mismo que horas fúnebres e igua…

Tu corazón, una naranja helada con un dentro sin luz de dulce mie… y una porosa vista de oro: un fuer… venturas prometiendo a la mirada. Mi corazón, una febril granada

Me tiraste un limón, y tan amargo, con una mano cálida, y tan pura, que no menoscabó su arquitectura y probé su amargura sin embargo. Con el golpe amarillo, de un letar…

Hombres veo que de hombres sólo tienen, sólo gastan el parecer y el cigarro, el pantalón y la barba. En el corazón son liebres,