Matias

MAÑANA ESTREMECIDA

La mañana se va de frente a la noche bajo el cielo gris, de ceniza
de esta Lima que solo tiene caminos de despedida,
la garua es una sombra húmeda que hace caer las hojas
de sus ramas, como los sueños sin dormir se pierden.
 
Cuantos pasos se me arrastran en las silabas de una letanía
que salen como trastes hacia el infinito,
al principio de las almas que llenas de gracia me han dejado
triste y reducido al paladar de las violentas horas.
 
La noche es un trance penitente
en que han de pesar mucho mis remordimientos
y todo mi ser meditabundo
se empapa de nostalgia en húmedos recuerdos.
 
Como nunca siento frío
y hasta siento ganas de visitar algún sepulcro
donde avanzan los difuntos
junto a esta piedra nocturna que viaja tanto de puntillas.
 
La tristeza hace su península de crueldad en mi estómago
de forma convulsiva
y nada, nada es mas solidario que mis huesos
que en un instante dejan a sus pasos más cerca de mí mismo.
 
Así es la hoz que nos tala las mañanas y le pone cerrojo
a nuestra almohada, que se levanta de esta suerte inseparable;
Es lo que hay cuando todos han partido y solo queda un corazón
con su clavo vivo y faraónico arrastrándose hasta el alba.
 
La noche se va a la mañana, con toda su humedad abierta,
dejando algunas venas tibias que se rehúsan a ser enredaderas
de un cuerpo desplegado en su fe incierta y que apenas sueña;
¡Dios está en la luz atravesando todo, la muerte en silencio cruza!

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