DESDE ENTONCES
Por: Martha Olaiz
Sobre esa curva de la luna,
pude ver tu mirada alterna,
ese destello roto de la oscuridad,
con el que me dejaste a cambio
un ensueño que no logro atravesar.
En esa misma retina, cobijé la soledad
que se transformó en mi sombra… desde entonces…
Impregnada de vacío en la respuesta,
fortalecida de la cuna muerta de tus manos,
congeló la posibilidad de mis entrañas.
Un guiño en los manteles del subterráneo
y quedó estampada la pesadilla de mis sueños.
Esa, que fue noche, hizo para mí
la siempre noche, desde entonces…
Los colores del silencio, las formas abandonadas,
que construí sin ti y para ti,
forjaron un surco al lado derecho del destino,
que no escucho respirar.
Todo fue un desnivel profundo
que continúa absorbiendo hacia el fondo,
sin parpadear, desde entonces…
A veces, dentro de todas las sombras,
vuelvo a verla, desalojada de futuro,
llena del duelo que vendría, esa
que encaneció en un segundo las arterias.
Ausencia de brillo, que había llegado por el olfato,
la falta de iris, redimencionó todas las faltas,
como si supieras de una realidad alterna de fracasos,
esa, desde entonces, es la que detiene mi siguiente latido.
Préféré par...
