Como una roja amapola, el rubor en tu rostro prendes
blanca margarita es tu piel, cuya sonrisa desboca latir
enlazamos nuestros cuerpos, pariendo silencios desquebrajados
por el roce de la piel
poros que se abren mezclando la savia de nuestro gozo
será el ímpetu del deseo el que cierre el círculo
donde la vida profesa y la calma no existe
los gemidos se aúnan lubricadas las entrañas
desvestidos nuestros cuerpos de miedos y recelos
se enredan los anhelos recorriendo pliegues de la piel
perdida la noción de espacio y tiempo
engarzados en un cuerpo y un alma.
@María José Luque Fernández