Me gusta cuando corre el viento porque me llega el sonido de un llamador de ángeles desde un balcón incierto, a lo lejos. Me distraigo escuchando ese sonido y me gusta imaginar que así ...
Escribí poemas idealistas cuando era un pibe Ahora, desengañado, prendo la horn… y tomo tés tibios, insípidos, sin… Escribí sonetos, romances, coplas,…
Volví a ver el mar después de mucho tiempo. Demasiado tiempo... Estaba con mi hermana. Nos quedamos en la orilla, justo en el punto donde rompen las olas, y no entramos al agua porque h...
No supimos habitar el vacío cuando estábamos a la orilla del r… Un par de chicharras, qué bicho ha… y nosotros hablando, queriendo dec… No supimos escuchar
La inmovilidad acentúa el peso del frío sobre mi cuerpo entumecido por el alcohol. Siento la humedad de las primeras gotas de rocío sobre mi frente, sobre mis brazos, en la punta de mi ...
Es que está ardiendo el mundo y arderá hasta que acabe porque hemos perdido el rumbo, en el medio de la calle Son el vidrio en la tráquea
Sábado adentro encerrado, muriendo, afuera llueve es muy difícil morir es tan difícil
Salgo a caminar y pienso en que quiero agarrar todas las cosas con… Se me escapan, se diluyen. Es como tener un pájaro entre las… y alcanzar a sentir su tibieza
Les hablé anoche a las sombras que viven en mi ventana: son un viejo y un perro El viejo no tiene casa El perro no tiene dueño
A lo lejos, el cerro cortaba con sus estridencias el horizonte celeste, cada vez menos celeste. Desde su perspectiva, esos picos como dientes de bestia atemporal devoraban al sol, poco ...
Estoy en una habitación oscura y vieja. Parece una casona porteña antigua, como de la década del treinta. Tiene paredes altas y ventanas grandes. Las ventanas están cerradas y tienen un...
En la tarde que se extinguía una vida encontró su fin. Y como no me condolía, me encontró a mí la hora fría y ahora me muero aquí.
Recogí un caracol que caminaba por la baranda de mi balcón. Lo metí en una caja de zapatos con agujeritos del tamaño justo para que entrara un poco de aire, pero no tan grandes como par...
En El último encuentro, Sándor Márai presenta de manera connotada una perspectiva nihilista de la existencia, pero tambien hay una reivindicación de esa existencia. Lo cotidiano, la rut...
los árboles sangran cuando se entierra el hacha brota la savia como sangre es difícil notar que algo está viv… es necesaria una percepción activa…