Cargando...

EVARISTO CARRIEGO

Fue aquel amor de esa muchacha muerta,
Fue El Paraná, más luego fue Palermo,
Ese temor de no caer enfermo
Y fue después también la muerte cierta,
Lo que impulsó a Evaristo a ser Poeta.
Más bien, un orador que pretendía,
Con la palabra, ahogar la cobardía,
Del compadrito que nadie respeta.
Fue el otro Borges que nombró a la parra,
Con esa voz que que no se recupera.
El otro Baudelaire, igual maldito,
Que en las Misas Herejes se desgarra.
Tu vida ayer, Carriego, verdadera,
Hoy es leyenda pura... puro mito.
LUCIANO CAVIDO

Preferido o celebrado por...
Otras obras de Luciano Cavido...



Top