Mi espera
A mis tres tías
Largos años e incontables arrugas
son testigos de mi lucha,
solía vivir plenamente,
la risa era mi música preferida.
De pronto una silla es
mi eterna compañera,
trato arduamente de erguir
mi cuerpo y no puedo,
las llagas invaden mi cuerpo,
mil puñaladas me recuerdan
que debo moverme,
pero duele tanto que mi orgullo
se quiebra en gritos lastimeros.
El púrpura rojizo se vuelve mi uniforme,
las curaciones, el pan de cada día.
No soporto más, para qué vivir si
es para sentir los puños que sin cesar
lastiman mi alma?
Pienso en el tiempo que me queda
y tantas cosas por decir a aquellas
que el tiempo y la distancia me robaron.
Esperé pacientemente en silencio
hasta que las miré, las oí, las sentí y
les dí mi amoroso último adiós.
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