¡Oh desiertos! ¡Oh mareas!
Privaciones y excesos, sólo en extremos me manejas.
¡Oh desiertos! ¡Oh mareas!
Luces rayos de extrañeza e incertidumbres deja tu grandeza.
¡Oh desiertos! ¡Oh mareas!
En la manía y en la tristeza, cuando me veo: me dejas.
Tan disminuido ante el pensamiento pueril de la insensatez.
Con lúcida imagen que solo ven los ojos que examinan la pequeñez.
No hay cuestionamiento que sobre y que no esté justificado.
Las letras nunca faltan pero los números no he dado.
La perturbación del cotidiano se impone y descompone
cada fibra de vida, cada axiología preconcebida.
¡Oh desiertos! ¡Oh mareas!
Inusitada etiqueta expone cuerpos, almas: Mareas.
¡Oh mareas! ¡Oh desiertos!
Tranquilidad de arrebatos, decisión invisible: Desiertos.
Entre el desierto y las mareas.
Los límites se asientan,
los futuros reverberan
Y ahí decides si me ahogas o desecas.