Serena

Qué quiere esa poeta

a ella

La tarde que la reconocí sufría por aquel hombre, y yo,
sufría por ella. La noche en que nos amamos,
nos refugiamos, en un rincón, de nuestros amores,
de nuestras desdichas, de los miedos, mientras
recitabas poemas y escuchábamos a Mercedes de fondo,
y yo, sin pensarlo mucho sentí que esa pequeña cama
era el único lugar del mundo donde quería estar.
La mañana después del amor, lloraste, y lamí tus lágrimas,
saladas como el mismo mar, y en tu tristeza moría de amor.
Ahora no queda amor, ni quedan lágrimas, solo estas líneas,
las únicas que pude escribirte, porque de escribir más,
no podría olvidarte, o al menos intentarlo.

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