Tiene alas de caramelo.
Porque es dulce, pero libre al mismo tiempo.
Tiene ganas de vivir, te hace sonreír mientras lloras. Es agridulce como el recuerdo que te recuerda a todas tus noches locas, es el carmín en los labios, la sensación de un sábado, fiesta, pasión, dulzura y todo mezclado.
Quizás sea más bien un postre, un lujo, una amiga. Desparpajo. Es descarada y astuta. Es la voz, la audacia. Atrevida, fugaz, fuego. Solo hay que recordárselo. Y te pone los pelos de punta, de verdad. Vigila, ya te he avisado, de ella te vas a enamorar muy rápido, ten cuidado. Te gustará cómo habla y cómo ríe. Te gustará todo de ella. Porque si te baila de perfil te descoloca. Porque es mentalmente rápida. Porque es más bien un pájaro que anda descalzo. Y vuela todo el rato. Pasaporte en mano, siente más que piensa y en la otra lleva tatuado que: pájaro. La vida es vivir. Sus alas son su espada, su amuleto, su rellano. Y bien. Esto es un poco todo y nada. Esto es lo que más la define para mí. Hay personas que son un poco más mundo que seres humanos. Ella es la receta de un planeta con encanto: 150 gramos de locura, 900 de belleza, 200 de felicidad sabor a menta, jazmín, una lágrima, muy pequeña, ella, siempre, todo, menos triste, más salado. Es una estrella en la noche, un ser mágico.